Alivio del cristal
Yo que amé la primavera
sin saber que amar lo que perece
se parece más a la adoración.
Yo que creí que la escarcha
era la fotografía eterna del invierno,
en los pastos helados de mi imaginación.
Yo que un día aprendí
que el amor tiende a la eternidad
cuando las estaciones cambian su ser,
amo ahora las mañanas como hoy,
el alivio del cristal inesperadamente roto
del verano y su intensidad;
volver al primer mate, la primer ducha tibia,
a pensar en guisos de lenteja por primera vez.
Amo salir a respirar el aire fresco
que las grietas del cristal, inesperadas,
van dejando pasar.
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